EL ARBOL DE LA CIENCIA

Esta es para mí otra pequeña novela de muchísimo peso (propia para leer en el verano que tenemos más tiempo para filosofar), de la que el propio Pío Baroja dijo que era el libro más acabado y completo de los suyos. La publicó en 1911 aunque se desenvuelve entre 1887 y 1889.
Está escrita con una gran técnica narrativa por su ritmo permanente de sucesos, la abundancia de personajes secundarios y sus hábiles descripciones de las situaciones críticas. Se puede decir que está estructurada en dos partes: En la primera Andrés Hurtado, estudiante de medicina sin vocación, centra su vida en el trato con condiscípulos y amistades diversa dado que con la familia la relación es distante  pues se lleva mal con su padre y hermanos mayores, en esta parte hace una duro retrato del Madrid burgués y proletario de finales del diecinueve.
Hay un intermedio filosófico rotundamente distinto al resto de la novela, una larga conversación que el protagonista mantiene con su tío Iturrioz,  en la que se pasean entre el pragmatismo del tío y el idealismo del sobrino, de la que yo destacaría como frase principal. “Como dice el Génesis El árbol de la vida y de la ciencia del bien y del mal el día que tú comas de su fruto morirás de muerte” que Iturrioz parafrasea para Andrés.
En la segunda nos habla de la estancia de Hurtado como médico en Alcolea donde muestra el caciquismo y resignación e ignorancia del campesinado español. A su vuelta en Madrid su desgraciado matrimonio y su labor como médico de prostitutas nos arrastran hacía un trágico final.
La leí el verano pasado, porque mis hijos desde que la leyeron en 2º de bachiller me la recomendaron muchas veces. También me la recomendó mi amiga Susana  pues  es su novela preferida. Personalmente me parece excepcional.



Artículo escrito por Mª Paz Osorio

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